El cultivo de la vid, cuyo origen se sitúa en la cuenca del Mediterráneo, sufrió en el siglo XIX una importante pérdida de hectáreas de viñedo como consecuencia de la plaga de filoxera. Las nuevas plantaciones se han orientado hacia un número limitado de variedades en función de la demanda cambiante del mercado y en detrimento de otras. Para evitar la pérdida de material genético se iniciaron programas internacionales de conservación e identificación de variedades autóctonas. Por ello es necesario conservar, mediante colecciones vivas, el valioso material genético que posee la diversificada viticultura mundial.
Bodegas la sangre, sensible con esta inquietud, posee plantaciones de vid, en unos terrenos antiquísimos, en los cuales se pueden observar la diferentes formas de plantaciones de vid que existen, tanto tradicionales como actuales, correspondiente a los diferentes tipos de suelo, y orografía.
A pocos minutos del museo, con unas vistas emblemáticas podrá disfrutar de unos paisajes únicos, y realizar faenas tradicionales relacionadas con el cultivo y la elaboración de la vid.